Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas
E. E. Cummings
Es más sencillo de lo que parece:
Cuando llegó con sus aretes cortos,
Sus manos pequeñas,
Y sus labios perfectos,
Supe que existir dejaría de ser un sonido vacío.
Entonces una palabra siguió a otra,
Una mirada a otra,
Un paso a otro.
Y llegamos adonde llegan
Los que caminan mucho y lejos.
Desde allí, nos miramos y miramos a los demás
Y descubrimos que todo puede ser dulce
Y agrio
Como una bienvenida y un adiós.
Es más sencillo de lo que parece:
A veces la felicidad es un largo viaje
Que no termina
Porque no existe eso que llaman el fin de la historia.
Lo cierto es que sus aretes cortos, sus manos pequeñas,
Sus labios perfectos,
Eran la prueba de la existencia del Absoluto.
O de un pequeño absoluto.
Y vivir se hizo presente,
Un doloroso y perfecto presente.