domingo, 8 de agosto de 2010

Porque a papá lo respetaban mucho
















No sé si escribirte ahora o después de explicarle a mi mamá. Es que ella no deja de preguntarme qué pasó y yo no quiero decirle nada. En parte porque cree que soy igual a mi papá aun cuando demuestro lo contrario. No sé exactamente por qué. Quizá porque soy lo único que queda de él, quizá porque soy su precioso. Y me disculparás si doy muchas vueltas, pero es que con tantas tonterías siento muchas cosas que no sé cómo decirlas.
Ayer el tipo del que te hablé me buscó la bronca. Me agarró la mochila y me la escondió no sé dónde y la estuve buscando por un buen rato, después del recreo. Y hasta que terminó el recreo estuve buscando la mochila. Entró el profesor en medio de un alboroto, nos mandó callarnos y recién entonces apareció la mochila. Estaba debajo de las carpetas. La habían pisoteado tanto que se había deshilachado y estaba sucia sucia, con tierra por todas partes. Me dio pena porque la mochila me la compró mi mamá. Me dijo que me iba a durar hasta quinto porque era de marca y que la cuidara mucho. Me dijo también que el color me iba perfecto, que era caramelo como yo, canelita, bonito. Cuando encontré la mochila pensé en mamá.
En verdad no te he contado varias cosas de mí. Me da roche, creo. Me da roche pero es mejor que lo sepas ahora. Me siento solo. Y no lo digo porque esté solo, mi mamá siempre dice que ella está conmigo, pero ella no es como papá. Papá era divertido y me contaba cosas divertidas, chistes y esas cosas, no sé si me entiendes. Mi papá era mi papá y no sé, pero no es igual. A veces creo que debí irme con él. Cuando estaba con él nada pasaba, todo estaba bien y nada pasaba. Discúlpame por escribirte así, tan feo, pero es verdad. En todo caso, sucedía lo que sucede entre un padre y su hijo hombre. Me siento solo por eso. Mamá dice que soy el hijo más lindo del mundo, el más precioso, que nadie tiene mi color, canelita, bonito. Pero en el colegio me dicen que soy feo, horrible, que parezco un perro. Y que no tengo amigos. Por eso pasó lo de ayer.
Creo que si me hubiera quedado con mi papá no hubiera cambiado de colegio, ni de casa ni de nada. Todo seguiría igual. Sabes, extraño a mis amigos. Con ellos jugaba fútbol con chapita a la salida. Salíamos del colegio y armábamos dos equipos, uno de lo feítos y el nuestro, el de los bonitos. Ese era siempre mi equipo. Mis amigos estaban ahí así que yo siempre me quedaba con ellos. Encontrábamos una chapita, la que sea, y corríamos hasta tarde, nos hacíamos diez goles y yo era el goleador. Hacía casi todos los goles, me llevaba a uno, dos, tres y me quedaba frente al arco y gol. Siempre me tranquilizaba frente al arco porque un amigo me dijo que los mejores delanteros siempre estaban tranquilos, incluso cuando estaban frente al arco. Entonces yo me llevaba a todo el mundo y cuando estaba solo ante el arquero, me decía: cálmate, apuntaba y hacía goles. Era el goleador del futbol con chapita. Después íbamos a comprar chifles donde el señor de la esquina que se quedaba hasta tarde. Parecía que se quedaba esperándonos, hasta que termináramos el partido y le compráramos chifles. Dos, tres paquetes. Me gustaba mucho el colegio, estar con mis amigos. Y estaba siempre con mi papá.
Pero mi papá se fue sin decir nada. Él siempre me decía cuándo se iba de viaje y entonces yo le decía que me llevara, porque me gustaba ir a ver a mi abuela y que me cocinara huevo pasadito. Pero esa vez no me dijo nada y al día siguiente mamá me dijo que nos íbamos a otro lado. Mamá estaba llorando ese día y repetía siempre tanto tiempo perdido y cantaba una canción. Hay cariño todavía, repetía, cantando una y otra vez. Ese día dormimos en casa de una tía y luego donde un tío que tenía una pistola. Estaba molesto y decía que tenía una pistola y que la iba a usar. Hasta ahora no entiendo bien eso. Creo que mamá se fue con él toda la noche. No sé bien. Me llevaron al cuarto a dormir y se fueron, y no supe más hasta que me despertó ella al día siguiente. Solo sé que hubiera sido mejor quedarme con mi papá.
Me disculparás por molestarte con mis cosas. Son tonterías que muchas veces he pensado que invento. Pero es que de verdad me siento solo. Mamá me cuenta muchas cosas de papá. Dice que cuando se conocieron, él era fuerte, muy fuerte y que la cuidaba por todas partes y que todos los saludaban y le decían buenos días, joven. Mi papá era fuerte y alto, dice mi mamá. También dice que me parezco a él. Yo de verdad no sé.
Por todo eso me dio pena lo de la mochila y que me digan que no tengo amigos, porque papá sí los tuvo y yo me parezco a él: no puedo dejar de parecerme a él. Mi papá es mi papá. Y mi mamá dice que yo soy su hijo precioso, lindo, canelita. Que soy el más bonito del mundo. Eso me da más pena y más todavía cuando el tipo del que te hablé me escondió la mochila. No es fácil ser nuevo en el colegio. Como te dije, extraño a mis amigos, a las monjitas de mi colegio. En este colegio todos somos hombres y no hay monjitas, a veces creo que no hay ni Dios acá. Me da miedo, pero no le digo nada a mamá, ella dice que es un buen colegio, que antes era peor, cuando estudió mi tío, el de la pistola. Que los tipos estos se trepaban por los muros y que saltaban a la calle y se iban. Yo no puedo hacer eso porque qué diría mamá si me encuentran. Yo no quiero que se preocupe, no más por lo menos.
Cuando mi tío, el de la pistola, viene, me cuenta también lo que hacía en el colegio. Pero no puedo escucharle mucho porque viene solo en las noches y me da un sueño insoportable. En la mañana ya no lo veo, no sé a qué hora se va. Ni para que me siga contando. Lo único que llego a escuchar bien es cuando dice que él se preocupa por mamá y también por mí.
Bueno, no quiero aburrirte, además siento que estoy escribiendo horrible, espero que me disculpes eso. Imagino que estás esperando que te diga qué pasó. Como te dije el tipo ese me buscó la bronca porque me escondió la mochila. Como empezamos la clase no dije nada y esperé. Era la clase religión y estuvimos viendo esto de las parábolas y las enseñanzas de Cristo, lo del golpe en la mejilla y que debemos dar la otra mejilla. No sé por qué miré hacia él, le vi el corte que tenía en la cara, el que ya te dije, el chiquito que tiene en la sien. Es un poco raro porque dicen que tiene mi edad y yo nunca me he imaginado con cortes en la cara. En fin. Después de religión lo busqué. Estábamos de salida así que lo agarré de la mochila desde atrás y lo jalé hacia mí para patearlo. Lo pateé con rabia, porque mi mamá me había comprado esa mochila hasta quinto y recién llevaba un mes y ya estaba rota y llena de tierra. Me molestaba sobre todo que fuera él porque me molesta a cada rato. Bota mis lapiceros y saca hojas de mi cuaderno, en la parte del medio. Yo no me daba cuenta, pero me han dicho que eso hace y ahora sé por qué se me acabó el cuaderno de matemática. Por todo lo pateé, quería que se caiga, que le duela, que llore, quería patearlo más y más, hasta que me pida perdón, hasta que me ruegue.
Pero solo le di en la mochila. No lo toqué. No te rías por favor, me da vergüenza porque mi papá sí le hubiera pegado, a él lo respetaban. A mí no. Apenas le cayó la patada, se volteó y me agarró del cuello y me tumbó. Yo no quería que me doliera, no me gusta el dolor, me da miedo. Me pegó en la barriga y sentí un hueco ahí, un hueco grande que no me dejaba respirar. Lo peor es que me pegó varias veces ahí, me quitó los zapatos y me arrastró por el piso de los pies.
Qué te pasa, ahuevado, me dijo. Me paré y busqué mis zapatos por todos lados, hasta que los encontré en el jardín del otro pabellón. Ya sabes, mi colegio se divide en pabellones. Creo que ya te he contado eso hace tiempo. Son pabellones por cada grado y encontré mis zapatos en el pabellón de tercero. Cuando los encontré todos me miraban callados. Creo que sentían pena de mí, me dio mucha vergüenza. Si papá los viera, les pegaría, seguro que lo respetarían porque mamá dice que a él todos lo respetaban. Por eso no sé qué decirle a mamá ahora que me pregunta qué pasó, que por qué llegue con la mochila y el pantalón sucios, por qué mi mochila está rota, por qué por qué por qué. Ella se alarma por cualquier cosa, siempre está cuidándome en todo, porque para ella yo soy su hijo precioso. No sabe que soy feo como un perro, que así me llaman en el colegio.
Espera, mamá me grita, ahorita vengo.
Tuve que contarle todo, lo del tipo ese y que me molestan y lo de la mochila y la pelea. Dice que va a ir al colegio a quejarse, que eso no puede quedarse así, no puede. Que es una barbaridad porque los niños antes, cuando ella era niña, no se portaban así. Yo no sé nada de eso, solo sé que no quiero que vaya mi tío al colegio con mi mamá. Mi tío, el de la pistola. Ella me ha dicho que irá con él, porque siempre nos defiende. No importa lo que sea o lo que pase, él siempre nos defiende. A mí y a ella. Que cualquiera que nos haga sentir tristes, tiene que vérselas con él.
Mamá me está llamando de nuevo. Otro día te escribo otra carta. No olvides responderme.

4 comentarios:

  1. No jodas pues Rómulo!
    Cómo se te ocurre...?

    Me has cagado la noche.
    Qué carajo!


    Bueno aunque inconcluso =(

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  2. me gusta, romulín. ya hiciste las modificaciones que me dijiste que harías? eran esas modificaciones referentes a este cuento? me gusta; pero si, como creo, el narrador es un adolescente sin ánimos de escribir literatura, no tiene necesidad de justificar tan reiteradamente la buena calidad de su escritura. a mi parecer eso le resta un poco de encanto al cuenteto. :)

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  3. Imagínate que yo no tuve padre, imagina que estudié en un colegio de varones, imagina que sólo tengo hermanas, imagina que viví peores cosas... ahora piensa que no es verdad. Ahora piensa que soy un empresario, piensa que tengo mucha plata y que en mi casa, para mis hermanas, soy el hombre al que todos respetan, el que siempre las protegerá, el que todo lo puede.

    saluos!!
    (cagao leer ésto e identificarse con cualquier personaje, el que agrede, el agraviado y la madre)

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  4. El asunto más importante es ese: identificación. Que llegue a ser lo más verosímil posible que cualquiera puede ser cualquiera.
    Gracias y saludos.

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